Es
un cante eminentemente festero, dinámico y alegre, como su propio
nombre indica, y uno de los más sugestivos de este arte.
Se
inicia el cante con una entrada que da paso seguidamente a la copla
para finalizar con una brava salida o remate del estribillo que sirve
de adorno final.
Su
temática es variada y la tonada es alegre, viva y desenvuelta.
Las
alegrías también enraizaron con un claro acento y sabor popular
propio de esta tierra donde cuajaron.
La
peculiaridad que presenta, es la utilización de una expresión
fonética distinta a la empleada comúnmente en el flamenco como
tercio de salida o temple de voz, que en la versión local es
“tralará-lará”.
Como
fruto de este cante por alegrías se expone una muestra de contenido
puramente local:
“Al
pie de Sierra Nevada”
Al
pie de Sierra Nevá
entre
almendros y olivares.
Al
pie de Sierra Nevá,
está
mi pueblo que es Abla
y
no lo cambio por ná.
Está
mi pueblo que es Abla
y
no lo cambio por ná.
Desde
la Cruz de San Juan
hasta
el barrio San Antón.
Desde
la Cruz de San Juan,
tenemos
todas las ventanas
de
maceticas cuajás.
Tenemos
todas las ventanas
Viva
mi pueblo madre
viva
mi pueblo,
que
es lo mejor de España
por
su salero.
Por
su salero madre
por
su salero,
viva
mi pueblo madre
lo
que más quiero.
Puede
apreciarse un cierto encadenamiento en cada copla que compone el
cante, ya que al repetirse el verso escogido se facilita el engarce
con la estrofa que sigue a continuación; para ello se toma un verso
de la entrada o estrofa anterior que pasa a ser el primero de la
siguiente, de modo que se mantiene un hilo de continuidad entre las
mismas.
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